La verdad es que no acumulo ideas promiscuas, revueltas o confusas de lo que se aproxima o de lo que podría llegar a ser; ni siquiera trato de alimentar la idea de poseer la lógica en mis manos, aunque fuese en esta única oportunidad: la oportunidad.
Aún no logro entrar en divagaciones blasfemas ni declaro mi apostasía (redimir) del acontecer vicisitudinario que (según lunaciones y circunvoluciones elípticas) nos rejunta en una no-apacible fascinación: afición diamantina;
… es el agasajo delicado
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